lunes, 28 de mayo de 2012

¿Como es posible que todavía el recuerdo de tu mirada me atormente? Si tu paso por mi vida se resume en apenas unos instantes poco más duraderos que el paso de una estrella fugaz por el firmamento... Pero ese momento en el que pude ver tu alma a través de tus preciosos ojos verdes, que sentía tu respiración, el calor de tu cuerpo a través de tus manos, ese instante que nuestros labios solo les separaba un suspiro y apareció toda mi cobardía y mi timidez para transformar ese suspiro en un abismo. Tengo el valor suficiente como para subir montañas, escalar paredes y caminar por crestas afiladas como una navaja, pero sin embargo el miedo pudo conmigo para poder acabar con ese pequeño suspiro y poder apreciar el dulce sabor de tus labios.
¿Tal vez miedo a que me rechazaras? ¿A que me cruzaras la cara por atreverme a besarte? Tal vez solo esperabas a que fuera capaz de invadir ese pequeño fragmento de espacio que nos separaba y que no fui capaz de recorrer. Ahora solo queda la duda del ¿y si...?

martes, 15 de mayo de 2012

De lunes

L
unes y todo vuelve a empezar otra vez. La mochila vuelve a su rincón hibernar hasta el próximo fin de semana, los zapatos le cogen el relevo a los pies de gato y volvemos otra vez al trabajo. Se acabó el permiso penitenciario hasta la semana que viene. Todo se hace pequeño, se contrae y simplemente se van intercambiando las cuatro paredes de mi casa por las cuatro paredes de la oficina día tras día durante los próximos 5 días y sólo queda ir contando las horas que vuelven a faltar para que llegue el próximo fin de semana.
Pero estos 5 días sin escalada y sin apenas posibilidad de evasión se vuelven cada semana más duros. Cuesta mantener la moral y cuando el ánimo flojea aparecen los fantasmas del pasado para perturbar mi escasa paz. El fantasma de la soledad vuelve de visita como cada día solitario desde hace 4 meses, como cada vez que algo se tuerce, como cada vez que bajo la guardia... Se aparece con tu imagen en forma de recuerdo, de sueño y toca pelear por mantener la cordura y no perder la cabeza.
Solo hay que aguantar 5 días más, hasta el próximo sábado que pueda volver a aparcar los malditos zapatos, coja esa mochila roja siempre preparada para salir y vuelva a recorrer paredes, a sentir el aire, el vacío bajo mis pies. Escalar no se trata de un deporte, no se trata de llegar a lo más alto o hacer más grado. Es hacer lo que me apasiona, lo que me hace estar vivo y sentirme libre.